lunes, 16 de noviembre de 2009

La novia

La enajenada muchacha en cinta soñaba con el velo ondulante flameando desde el viejo escaparate en la tiendita. Uno de los trabajadores la escrutaba con la mirada: ¿qué calzones llevarás cuando te cases? y la novia con inusitada violencia estrelló su mano contra el rostro del imprudente, la saliva y las palabras que aún balbuceaba brotaron en un aflujo violento desde la boca del pobre hervidero humano. Reconstituída de nuevo en sus sueño nupcial. El polvillo que atrapaba diariamente la tela, la hacía estornudar millones de mariposas y destellos, que irrumpían como hilos plateados en el fulgor de su ilusión, sus pasos erráticos tropezaron con el piso agrietado de la vereda lanzándola de bruces en medio de la calle, el rictus de su boca dibujaba una sonrisa...por fin podía volar, el estruendo irrumpía en el tórrido verano de una calle superpoblada. Los gritos, la sirena... Confundía ella con la más sublime campanada anunciando su sueño consumado, convulsionando balbuceaba palabras incomprensibles, vitrineaba recuerdos agónicos, sus ojos giraban mirando los rostros que la rodeaban y murmuraban en sus oidos: que linda está la novia, que linda se ve. Mientras el anciano lustrabotas ahuyentaba a los curiosos que le robaban el aliento mirando su blanco vestido rojo, ¿está muerta? ¿está muerta repetían...la tomó de la mano apretándola en su partida y ella por fin en la suya soltó el ramo de flores frescas y se fue de la vida.

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