jueves, 15 de octubre de 2009

ORGULLO DE PERRO

Ya de regreso con el sol en la cara que te hace alucinar enormes jarras de jugo fresco, con el brazo acalambrado de tanto tirar el carro vestido de primavera, porque en estos tiempos de crisis aunque todo escasee la fruta y la verdura jamás ha de faltar, eso si que sería un atropello, que yo no le perdono a nadie. Llegue por fin a la placita que está muy cerca de mi casa, me detuve un rato a reconstituir mi respiración y a estirar mis agarrotados dedos, respiré mis axilas, delicé el antebrazo secando mi frente y miré a la plaza. Alli estaba el pequeño perro vagabundo, un poco niño, un poco tontuelo, que yo había conocido cuando en las noches tiempo atrás me encontraba con el amor y el pequeño cachorro era el único testigo, que dormitaba bajo la banca que albergaba nuestro ardiente deseo, quizás porque le llegaba calorcito, que ha de haberle venido bien en las noches frias de san Miguel. Allí en la solitaria placita de la que hizo su hogar. No lo recordaba desde entonces, pues, en ese tiempo coleccionaba amores de una noche, de los que me olvidaba por el dia, porque estaba enamorada y todo lo bello era solo para esa persona, pero que al estar tan lejos, sofocaba yo mi necesidad con improvisados y subrepticios otros amores. Bueno... todas estas cosas volvieron a mí en un instante, el felpudo seguía igual, un poco errático y juguetón, su pelaje cafe clarito y erizado. Estaba hechado sobre el pasto, junto a él unas cajas, unas bolsas, un colchón viejo hecho rollo perfectamente amarrado y de su cuello una soga delgada y gastada, (igual que la que anudaba el cochón), que provenía de un arbusto pequeño. Casi más pequeño que el mismo perruno. Uno de sus compas que venía llegando del sol al igual que yo, jadeaba y salivaba ahogado por el calor y en tanto éste se hecha en la sombra, de lleno al pasto fresco, perruno se levanta y excibe orgulloso su bosal, que perro tan loco, ay como presumía de su hechizo e improvisado collar, con sólo un brinco se hubiera liberado, en cambio se jactaba de estar atado, de tener un dueño y con que cruentos ladridos alejaba a todos de los sucios trapos podridos que custodiaba y me miraba creido el olgazán. Me rei contenta por su buen pasar y él muy orgulloso por fin meneo la cola cuando levanté mi mano y me vio alejar.

BEÑO, AMIGO FIEL

Ayer salí a trotar por mi barrio, me perdí en las anchas calles repletas de gigantes árboles, muros empinados, agrietados, hasta decoloridos, añosos castillos cubiertos por el abrazo oscuro de las enredaderas y el polvo. En medio de aquello todo brotando, como si lo viejo hubiera florecido. Definitivamente ya no se ni dónde vivo, hasta una tienda de disfraces de películas descubri, también un bar escondido del mundo, con buen vino, cervezas y comida hecha en casa. Todo lo necesario para que nos escapemos un día de estos para soñar, en esos días en que por fin todos coincidimos y no sabemos de lugares nuevos para cantar. Luego de más de una hora de vitrinear pensamientos mientras todo el resto de mí corría, poniendo atención al camino. Doblé por una esquina, que más bien parecía un sitio eriazo, bajé el ritmo para mirarlo con detención , pero era demasiado pequeño para el que me había encargado el Jolo. Di la vuelta rodeando el sitio y de la fría casa de junto, veo que se mueve un bultillo claro a mucha velocidad, que cruzó hasta la casa siguiente, más desolada aún y claramente inhabitada, al parecer, interconectadas. Me detuve al oir los feroces ladridos; era un perro, y parecía interpelarme sólo por mi osadía de mirar sus dominios, caminé despacio frente a su mansión repleta de polvo, algunos vidrios rotos, sin cortinas ni nada que diera cuenta de vida, sólo la oscuridad pétrea de la soledad, mientras el iracundo guardián me conminaba ahora en dos patas desde la reja. Luego de un instante, de desesperada y unilateral riña, (que seguía yo con mis ojos y a paso lento, ya de salida), Siento como la tonalidad de sus ladridos mutaban a una forma más dolorosa de expresión, su mirada era de súplica y pesar, me acerqué un poco más, percatándome que aquel vigorozo guardián que cruzó hecho un rayo la propiedad, estaba tristemente famélico, en eso estaba, cuando repentinamente una voz irrumpió. " hace meses que se fueron mijita, buscaba a alguien?" no señora, solo miraba al perro... respondí" ahh siii.. se llama Beño, era el perro de la familia pero no se lo pudieron llevar porque les salió departamento, ahora la propiedad es de una empresa, van a demoler la casa y al perro de repente lo van a sacrificar porque no hay quien lo saque de ahi".Pobre Beño pensé..., ahora comprendo su ira y su herida.

domingo, 11 de octubre de 2009

MAESTRO PÁJARO

Ahora comprendo porqué los pájaros vuelan y es que su fragilidad originaria, su brevedad existencial, parece haber sido divinamente compensada con la asombrosa y magnánima capacidad de volar. De anidar en los altos riscos, en las sublimes cumbres, en las empinadas montañas, de planear a voluntad en el espacio y contemplar desde allí con amplitud la inmensidad de las infinitas llanuras, de rebatir con cánticos mágicos, ritmados y divinos, el murmullo eólico del viento, en los tupidos bosques abrazados sólo por Dios, desde tiempos remotos ya Icaro nos inspiraba con su artesanal y febril añoranza de conquistar el cielo.
Los enamorados tienen más opción de hacerlo creo yo, por las maripositas que se sientes a veces en el vientre, que no son más que el reverberante de un vuelo trascendente en aquel gran fondo significante. Los pájaros parecen llevarnos ventaja en cuanto a todo, nos miran siempre desde arriba y pese a su fragilidad constitucional parecen mas sabios que nosotros, conocen hasta las palabras que echamos al viento, conocen el lenguaje de los árboles y cohabitan con las nubes, nos trascienden pues y aunque son tan frágiles como muchas otras criaturas, permanecen indómitas quizás entre otras cosas por su capacidad aérea, eso las vuelve especiales, han logrado escapar a la subordinación del hombre, quien por más que quiera volar deberá conformarse con una limitada recreación de tal don… De allí que los pájaros nos ganen en sabiduría. Con su lenguaje silbado, nos dictan cátedras de advertencia cada amanecer, inspiradas declaraciones desde lo alto de las frondosas copas. Llevando su vida en las alas casi todo el tiempo, dejaron atrás la mitología escandinava y los alados trovadores ya no son comprendidos, peor aún, ni siquiera escuchados. La mística lengua verde, con sus relumbrantes narraciones, ya no es más una revelación y que mal por nosotros, que no podremos acceder a ella y nada sabremos de sus asambleas perfectamente organizadas, por que los pájaros, no emigran, noo; sólo van a un simposium que para hacerlo accesible a nos, deberíamos al menos livar algunas gotas de sangre pura de dragón, que sólo en serendipias podríamos encontrar. Destronando el velo infranqueable y crónico, que nos aparta de la fuente fecunda de los estados sencillos. oohh Minerva, zuzúrrame las palabras que canta y declara el ave iluminada, que quiero re-citar poemas.
La iteración lingüística que posibilita la interacción, es como repetir un rosario, en busca del anhelado trance que me lleve a lo simbólico, al encuentro con lo indecible, movilizada por la brecha empinada de lo imposible de nominar, se acerca a penas a la orilla sólo para percibir vestigios desde lo real, fondo significante donde confluyen todos los cantos.
Los pájaros parecen haberse robado el ruido de la ciudad en un instante, trinos centinelas de nuestras pertenencias simbólicas, que caen a la cara, y aunque quise memorizarlas, mi mente se cerro dejándolas afuera, muros de utopía, dejenme ser ruin, me gusta picarme la nariz, y hacerle feas muecas a los bebes pájaros cuando sus madres se distraen, para hacerlos confesar
Hay muchas cosas que tiene lugar frente a nuestras narices, pero no podemos verlas, miramos desde la sombra como brilla el sol en la montaña, que bello sería inundarse de su luz...y vuelvo a pensar: Pero siendo tan pequeños, con una musculatura tan pequeña y frágil, de donde sacan tan fuerza para cantar?, el fondo de su fortaleza parece angélico. Parece una partitura esculpida desde el cielo. Criaturas mágicas, en tanto inescrutables.
Las palomas en el otro extremo, otrora simbolo de paz, hoy muy despreciadas criaturas, por constituir una plaga urbeca, que anida en los rascacielos. Impetuosas que a tu paso se atraviesan sin respeto., que te aletean en el rostro y hay que esquivarlas o te pasan de largo. Sin duda el hombre les ha contagiado y corrompido, quien las manda a vivir tan cerca nuestro.
y pensar que yo amé a una que rescate en los bosques, conmovida por su exótica fragilidad, pero aqui te las encuentras por miles y si no las esquivas te atropellan.