lunes, 16 de noviembre de 2009

La carita de Dios

De regreso de la escuela mis tripas sonaban más que una orgullosa banda marcial, la fatiga y el sol extinguían hasta mis ganas de correr, cabizbaja y decaída mis ojos tropezaban con una pisoteada y maltrecha hoja de diario viejo. Un niño sentado en un basural, en un enjambre de moscas y escombro, escarbaba en su nariz un preciado bocado y otro de junto, con la patita torcida hurgueteando secresiones en su diminuto y arrugado prepucio, en el más arcaico y desesperado rito casi canibalístico de sobrevivencia y miseria humana, que se inscribiría en mi corazón como el más nítido vestigio de horror existencial.
Quienes quieran encontrar a dios, de seguro por allí lo encontrarán, él está más presente en los lugares debastados, y no esperemos a sufrir tanto para valorar la vida y el amor, tampoco huyamos ante la infinita visión.

1 comentario:

  1. Grata sorpresa haberme cruzado por aquí. Tremendamente agradecido.

    Saludos

    ResponderEliminar